"Por encima de mucho, que no tanto de todo
hemos de recordar siempre
que la sencilla verdad es lo que nos hará felices.
Evitando el suponer, el figurar, el imaginar
y acercándonos más al mirar, preguntar y aprender
conseguiremos luz
que nos lleve hasta la verdad.
Es que nunca recordamos que hubo una vez,
hace mucho tiempo en el que reíamos sin preocupación,
cantábamos como si nadie escuchara
y preguntábamos sin que se juzgara.
Aquel mágico cuento
no es otro compañeros que la infancia.
La dulce inocencia que acoge la forma de ser más dulce.
Y resultará que la verdad no es amarga siempre,
porque no hay algo que tenga sabor
que siempre nos haga el mismo gusto.
Pienso entonces: ¿no deberíamos escuchar
a los que aún recuerdan cómo era una verdad sencilla?
¿Podríamos preguntarles para recordar cómo
se pensaba sin medida?
¿Cuándo se canta para creernos que no nos oyen?
¿Qué tal sienta reír con uno mismo?
Supongamos menos,
que los demás desconocen
aunque levanten los ojos
a poco menos de un metro del suelo
y a una gigantesca distancia del cielo.
Que cuando pasa el tiempo,
creemos tenerlo más cerca
y olvidamos cómo deseábamos tocar las estrellas.
Aprendamos más
de todo lo que vemos,
todo lo que preguntamos,
y sobre todo de lo que escuchamos,
sentimos,
y por supuesto, no conocemos."
